Siempre voy al mismo vivero cuando quiero
comprar algunos plantines y darle un poco de vida a mi casa y siempre me quedo
charlando un rato con la dueña que sabe y mucho del mantenimiento de las
plantas, la duración de cada una y la poca o mucha cantidad de agua que hay que
ponerles para que resistan algunos meses, por lo menos.
Unos días antes de Navidad fui por algunos
malvones y algunas macetas.
Esta vez fue una ocasión especial, primero
porque llegaban las fiestas y no había mucha gente como suele haber en éstas
fechas y segundo porque en un momento determinado le pido un producto para
combatir los bichos que me estaban devorando el jazmín.
"No tengo" me dice como
susurrando." No los entregan y el precio está por las nubes, espero que
ahora las cosas cambien porque así no se puede seguir más", inmediatamente
reconozco ese discurso de los votantes del nuevo gobierno, no dije nada.
Me voy del vivero pensativa y tratando de
entender por un momento que significa "así no se puede seguir más",
dicho por una mujer que junto a su marido trabajan de las siete de la mañana
hasta las seis o siete de la tarde. Un matrimonio que lo único que conoce es
trabajar y trabajar, incluso en la parte trasera del vivero tienen una humilde
casita que, si vas al mediodía, se siente el aroma de algunas verduras que se están
cocinando para poder almorzar en algún momento del día.
Pasó el mes más vertiginoso de las últimas
décadas, las primeras medidas del nuevo gobierno no convencen a nadie, según
quién lo relate, es la temporada de verano más gasolera y de poca concurrencia
en las playas argentinas y así estamos esperando el fin de enero pero no sé muy
bien para qué.
El sábado 21 vuelvo al vivero porque como
es mi costumbre, no supe o no pude mantener con vida unos rayitos de sol, así
que un poco desilusionada elegí unos plantines más resistentes.
Por supuesto me atiende Violeta, así se
llama ésta mujer de vida sacrificada donde la palabra vacaciones no está en su
vocabulario y mientras nos transmitimos algún tipo de información superflua y
sin mayor importancia me dice sin anestesia: "Nosotros ya dejamos de tomar
mates, no se puede comprar yerba. Está muy cara y nos dura poco".
La miré y le pregunté: "No extrañás
tomar mates?"
"No" me contestó tajante.
"Ahora nos tomamos un té antes de empezar a trabajar y listo".
MM-22-1-2024