Estoy cansada y recién se están inaugurando los Juegos Olímpicos Beijing 2008.
Desfilan y desfilan, todo muy colorido, todo en su lugar. Las banderas flamean como queriendo retener el momento sublime que China está viviendo por éstos días.
Los 1300 millones de habitantes están preparados para recibir a 4,5 millones de turistas y a 30.000 periodistas y tratar de convencer y mostrar al mundo que han hecho los deberes, que se han modernizado y que están a la altura de las circunstancias.
Los canales de cable repiten hasta saturar la colosal historia china mezclada con la construcción de los estadios y la modernización de aeropuertos, ciudades, etc.Siempre hay algo para aprender y más de éste país cuya censura está a la orden del día, la violación a los derechos humanos está denunciada por Amnesty International y las situaciones en conflicto como en el Tibet hace apenas cinco meses donde se prometía “lucha a muerte” a Dalai Lama, casi no llaman la atención.
Entre la agotadora novela de Leonel Messi por su participación en los Juegos y los movileros de los programas “deportivos” riéndose de todo y de todos baja la fastuosa ignorancia que los caracteriza, el entusiasmo se va apagando y el triunfo de Argentina en el fútbol no fue más que un aperitivo suave de bajas calorías.
En mis años de escuela primaria alguien me enseñó que : “Deja que China duerma que cuando China despierte el mundo temblará”.Entre la invasión de los supermercados y el aparato publicitario más grande de los últimos tiempos…… tendremos China para rato y yo ya estoy aburrida.