Hay una excitación extraña en el aire.
Diego Armando Maradona con sus chicos, ha provocado algo así, como una primavera en el comienzo del invierno.
Somos más argentinos que nunca, tenemos los mejores colores en nuestra bandera, entonamos el himno mejor que nadie…. Y en el medio: toda la audacia, desfachatez y prepotencia de un hombre diferente……. con estrella.
“En tiempos egoístas y mezquinos”´ canta Fito Páez… y si….. en tiempos donde todo se asemeja a todo y a todos, el pintorezco equipo argentino, tiene todos los condimentos imprescindibles para acaparar las tapas de los diarios de todo el mundo.
Un director técnico, el mejor jugador del mundo que anduvo extraviado por ahí y que va en buscar de una gloria nueva, porque la gloria del 86 ya le queda chica.
Un jugador chiquito, de 23 años, que ha superado todos los récords, calladito y con furia contenida, que va en busca del reconocimiento argentino, como para empezar a despuntar los caminos trazados por su familia.
Un jugador grande , de 36 años, apodado el Titán, que fue a Sudáfrica con la sola espectativa de ser el jugador numero 23, y terminó haciendo un gol certero y potente ganandose las lágrimas, la felicidad y la consagración mundial.
Todas las novias, esposas, mamás, papás, hermanos, tíos, sobrinos conforman el apoyo logístico de cada integrante de la selección, y se nota que apoyan, y se nota que están contentos y se nota que quieren cumplir con su objetivo y tambien reir hasta llorar.
Ya pasaron tres partidos. Nigeria, Corea del Sur, Grecia.

Todos perdieron contra nuestros chicos, y a pesar de que el aire que se respira es bien lindo y esperanzador, son solo partidos de fútbol, una pelota rodando, jugadores que la quieren conquistar, una red que la besa, y volver a empezar.
Es mágica ésta película de un mes de duración.
Casi no se puede pensar en otra cosa, salvo en el amor.
Ah, me olvidaba……. Hasta ahora el jugador más lindo fue el número de 7 de Grecia.
Publicado por Marcela Milone Junio 2010