Dame un talismán

 

Entre el temporal en Benito Juárez ( nací en esa ciudad y aún viven mis padres), el bicentenario de la creación de nuestra hermosa bandera celeste y blanca y el discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la ciudad de Rosario, la idea de la confusión permanente, persiste en mí, sin tregua.


El paro de los gremios docentes, otro golpe al maltratado y manipulado sistema educativo, hizo que millones de chicos siguieran en sus casas, ya ansiosos, ya aburridos ya cansados de no saber.

No saber, como los padres, que no sabemos muy bien si son 48 horas o 76 horas de paro, si incluye a los alumnos de la escuela primaria y secundaria, si todos los gremios tomaron la misma decisión o si algún gremio mira para el otro lado y no se adhiere a ésta maratónica idea de estar adivinando cuándo, cómo y porqué la misma historia de todos los años pero con cada vez menos paciencia.

En el medio de toda ésta confusión contenida, 51 muertos en plena capital federal, nos deja tan tristes como furiosos.
Furiosos por el desamparo en que todos los días nos hacen sentir cada uno de los funcionarios que elegimos y a los que no elegimos también.-

Tristes porque la muerte siempre viene a poner las cosas en su lugar. Mal que nos pese, la muerte siempre dice la verdad.
Entonces, las imágenes que lastimaban desde la televisión, no dejaban lugar a la duda, las cartas estaban echadas y otra vez la negligencia y el descaro tuvieron su papel principal.
Cómo en las películas malas, dónde el malo de la película es malo por torpe y por bajo presupuesto.
Sin embargo, dicen los que saben, que acá, en ésta tragedia de 51 personas muertas, plata justamente es lo que sobraba o por lo menos no faltaba, con millonarios subsidios que el estado entregaba puntualmente a las prestadoras de servicios para que todo funcione como uno esperaba.. o espera.

Me estoy dando cuenta que últimamente escribo sobre la muerte.
Sobre la muerte que éste país nos deja cada día, cada sábado a la salida de los boliches bailables (a pesar de la ley de nocturnidad, se vende igual alcohol a menores), cada mañana en plena autopista, cuando colapsa todo y las piedras vuelan y los autos chocan.

Quiero escribir otra cosa. Quiero contar algo lindo para no deprimirme en el último día de febrero.
Quiero creer en algo.

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biz.