Cuando el corazón quiere pero la razón no, la cosa se pone densa y el aire se respira bravo y contradictorio.
Tengo amores incondicionales, amigas, que quieren pero no pueden, que quisieron pero con la entereza e inteligencia de saberlo, dieron marcha atrás, pararon e idearon una nueva forma, un nuevo combate y allá fueron.
El jueves fue un dia humanizado en la Cámara de Diputados.
Las miradas, la atención, las lágrimas y la ilusión se fundieron como se funden algunos cuerpos de vez en cuando, para recibir una noticia que revela felicidad y asusta por desconocida: se acuerda el proyecto de fertilidad asistida.
Esto es: cobertura del tratamiento para los afiliados al IOMA, buscar convenios para que las demás obras sociales lo incluyan pero fundamentalmente, se establece un programa "especial" para quienes no tengan cobertura social.
El derecho de ser madre, la posibilidad tangible del deseo, se corre el velo y se hace un pacto con lo poco que se tenía y lo mucho que se ha logrado con ésta aprobación.
Un legislador oficialista marcó la idea de semejante avance: "Hemos tenido el tino necesario hoy aquí .Como médico que soy, hemos trabajado por 30 años en el tema sin ninguna legislación.
Nos ponemos a la vanguardia, celebrando el debate sobre el deseo, la naturaleza y el reconocimiento".
Cuando el tema comenzó a debatirse, fueron los legisladores, hombres, con traje y corbata, los que pidieron la palabra, los que armaron un discurso desde la ética, la naturaleza y el deber.
No habló ninguna mujer.
Ninguna legisladora.
Probablemente no era atinado, probablemente estaba pautado así.
Pero el jueves debia ser la excepción------ un tema infinitamente femenino.
Quedé sorprendida
Publicado por Marcela Milone / Septiembre 2010