El agua, como un castigo.


 

"Y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches" Génesis 7: 12.

Acá, en la provincia de Buenos Aires no fueron tantos días, pero bastó para que la inoperancia, las promesas incumplidas, el destrato y la indiferencia, salieran del fondo de la tierra como cuando se desangra un animal.
Resulta que desde los primeros días del mes de agosto, el agua, aguita de lluvia, de río, de arroyo, llegó para quedarse.

Inundados los campos, muertos los animales, perdidas las casas y las ganas de vivir, el río Salado, la cuenca del río Luján, se cansaron de esperar las obras que sirven para marcar el rumbo de las aguas y contener todo lo más posible el curso. Cómo en la vida, cuando tenés el curso marcado, todo anda mejor.

Pero parece que no es lo que pensó el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli éstos eternos ocho años de gobierno.
Y entonces, cómo el arca de Noé, sucumbió la pampa bonaerense, luego de una agotadora elección meramente protocolar, como son las elecciones de las PASO, el gobernador cayó tarde en la cuenta que el agua cómo castigo divino, era imparable en ése momento y sigue siendo imparable hoy, aunque ya empezó otro mes, setiembre, y ya las cámaras de TV no muestran tanto el desastre, las pérdidas, la desesperanza.

Por eso será, que el miércoles pasado, en la sesión del 26 de agosto,pidió desesperadamente, el gobernador, a sus fieles legisladores, un permiso para endeudarse y así costear las obras prometidas y muy pocas realizadas.
Sí, permiso para endeudarse. ¿Cómo y quién pagará al fin y al cabo ésta suma de 4500 millones de pesos?. Por supuesto, vos y yo.

Mientras nos quitan y nos mienten, Daniel Scioli quiere ser presidente, y el jefe de  gabinete Aníbal Fernández, quiere ser gobernador.
Claro, siguen en campaña en lugares secos, calefaccionados y con gran fervor "militante", cómo la visita de el gobernador y de Aníbal al Coliseo Podestá de la ciudad de La Plata.
Por la cuenca del Salado aunque quisieran ir, sólo podrán hacerlo en lancha y con el silencio ensordecedor del agua buscando un rumbo. Es lo que deja la desolación.

Publicado en Infonoroeste/ Parlamento Digital. agosto 2015


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